Elementos de la construcción de marca

“Si no eres una marca, serás una mercancía”.

Philip Kotler

Todos los días despertamos, caminamos y vivimos rodeados de cientos de marcas que buscan acercarse a nosotros para transmitirnos algo de valor. Pero, ¿por qué preferimos algunas marcas sobre otras? Nosotros creemos que es por la manera en que están construidas.

En Pájaro Chato nos gusta pensar que las marcas son como personas: tienen una identidad con características únicas y diferentes, buscan fortalecer su relación con más personas y tienen una historia que se va construyendo día con día. Cada marca tiene algo que contar y con ayuda del marketing y la publicidad es más fácil saber a quién lo cuenta y cómo lo cuenta.

Más allá de ser negocios o entregar un producto o servicio a los consumidores, las marcas buscan ser diferentes a su competencia, ser reconocidas por las personas y ganarse su confianza al ser utilizadas o consumidas. Con esta misma confianza es que en ocasiones las marcas también se convierten en portavoces de la sociedad, pero eso es luego lo discutimos.

Por definición, una marca es un distintivo que promete algo a las personas. Puede ser una imagen, un logotipo o un nombre con elementos de valor que a la vez sean creíbles, logren despertar el sentido de pertenencia y se vayan fortaleciendo. Pero estos elementos no nacen de la nada ni se construyen por casualidad. Se requiere de un proceso muy cuidadoso para que la marca, y sus valores, sean perdurables en el tiempo. Para lograrlo se necesita dedicación, entendimiento y visión estratégica.  

Por eso, en Pájaro Chato tomamos como base tres momentos clave en este proceso:

  1. Entendimiento

No es posible diseñar o comunicar algo que no se conoce. El primer paso es entender que cada marca vive y convive en un momento y espacio determinados. Estos van de la mano de los objetivos y alcances del negocio o de la industria. Es por eso que es necesario estar al tanto de otras marcas con las que jugaremos y nos enfrentaremos para detectar fortalezas y valores únicos, propios y ajenos.

Como ya lo hemos dicho, es imprescindible conocer y entender a las personas para las que vive la marca. Más allá de un valor demográfico o estadístico, es importante entender sus motivaciones, sus deseos, sus verdades profundas. Así se podrán encontrar puntos de coincidencia y realmente satisfacer esa búsqueda de valor.

  1. Definición

Existen dos valores indispensables para la definición de una marca: su esencia y su apariencia. La apariencia o imagen de una marca, va directamente influenciada por su esencia, pues así se logra construir consistencia y congruencia para que todo cobre sentido y genere un mayor valor para las personas.

Las marcas tienen un propósito superior al de vender más, que se resume en una esencia de marca: una promesa única, propia, con la cual va a poder conectar con las personas. Para cumplirlo es necesario saber qué hace la marca por las personas, cómo lo hace mejor que las demás, pero sobre todo, por qué lo hace y para qué lo hace. Una vez que encontramos su esencia, es más sencillo poner cara y vestido a esa marca, incluso poder bautizarla con un nombre y una frase de marca ( o eslogan) que desde su identidad comunique quién es a partir de elementos gráficos y símbolos.

  1. Comunicación

Una vez que la marca descubrió quién es y cómo es, podrá definir los mensajes y los medios adecuados para comunicarse con las personas correctas. Dado que la comunicación no es lineal e igual para todos, deberá irse trazando con objetivos claros y con una visión más amplia y cercana a los valores de la marca y de las personas.

El proceso de comunicación inicia cuando la marca, a través de la empatía, logra generar interés en las personas para que encuentren una motivación de compra. A partir de aquí, la marca comienza a construir su credibilidad.

Para seguir a un segundo momento (en el que ya tenemos el interés de las personas) buscaremos motivación a la compra. Es hasta ese punto, donde podremos pensar en una relación de confianza que nos dé cómo resultado una relación fuerte, con miras a la tan deseada lealtad de marca. Antes no.

Creemos que este proceso de construcción, aplica para todas las marcas que realmente tengan el propósito de construir relaciones a largo plazo con las personas, independientemente de su tamaño, alcance o tiempo en el mercado. Solo es cuestión de tener una visión de marca como proyecto a largo plazo y de pensar siempre en personas.

 

Liliana De Koster

Orientadora de marca

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Todo sobre las marcas
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Aceptémoslo: las demandas de nuestros tiempos nos exigen aprender a movernos con sagacidad. Lo que antes era interesante y viral al día siguiente puede pasar al olvido y jamás ser rescatado. Con ello, las marcas también pueden destantearse: ¿les siguen hablando a las mismas personas? ¿han sabido mantenerse vigentes en las conversaciones? Ante estas búsquedas es natural que una de las decisiones por las que pasen tarde o temprano es el tema de su logo e incluso su identidad: ¿vale la pena reinventarse con lo que ya hay, o es mejor iniciar una nueva marca desde cero?

Esta decisión es importante, sobre todo porque de ahí se desprenden temas como qué tan accesible es hacerlo, o qué tanto tiempo y esfuerzo se dedicará. Si tu marca tiene poco tiempo, y aún no logra una comunidad lo suficientemente grande, puede ser una opción repensar el rumbo de la comunicación, de su esencia como marca, su imagen, etc. Pero si ya llevas tiempo en el mercado, tienes ya un público fiel y personas que en general te ubican por todo lo que tu marca representa, habría que revalorar: en vez de empezar de cero, ¿por qué no refrescar lo que ya eres para reforzar tu identidad?

Vayámonos a cada uno de los escenarios: redireccionar desde cero el rumbo de tu marca significa que todo aquello que construiste para ella no será válido. También será necesario que las personas que ya ubican tu marca se familiaricen con todo lo que este cambio implica: desde un nuevo nombre, nuevo logo, colores, etc. Esto será un desafío porque no hay seguridad de que tus clientes anteriores acogerán de la misma manera este cambio. Al final, es un poco una moneda al aire. Por supuesto que es posible realizar estudios que aseguren una mayor probabilidad de que tus antiguos clientes se vayan contigo y se sientan afines a tu nueva propuesta, pero al final es un riesgo intrínseco en este proceso.

Por otro lado, puedes aprovechar todo lo que ya has construído con tu marca para darle una nueva dirección, tomando en cuenta ciertas bases en su branding para fortalecer el mensaje que se desea transmitir, hablarle a nuevos sectores de personas, o crecer junto a quienes han acompañado su camino. Este panorama abre muchas posibilidades para que la esencia y los clientes se conserven, y puede implicar una menor cantidad de recursos. ¿Por qué? Porque empezar de cero es, inevitablemente, una apuesta.

Entonces, ¿todo esto quiere decir que el escenario ideal siempre será reformular la marca y no empezar de cero? No necesariamente. Lo que es importante es ser consciente de lo que implica esta decisión: ¿tienes los recursos, el tiempo, y objetivos claros que respalden la decisión de comenzar otra vez? Si es así, adelante: muchas veces esto es lo que realmente necesita una marca para sacar todo su potencial. Sólo ten en cuenta que las personas a quienes les hablas reaccionarán de alguna manera a esto: la clave es tener la estrategia adecuada para que cada decisión tenga una base que justifique esto, y sobre todo, que esta decisión definirá muchas cosas, y es importante siempre estar preparado para saberlo llevar.

Noemi Guardado
Sep 27, 2024
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Todo sobre las marcas
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No hay duda de que un logo puede hacer una gran diferencia. Y es que convierte la comunicación de una marca y la refleja desde el primer vistazo; si se juegan bien las cartas, incluso puede ser capaz de crear experiencias memorables. Un logo que logra aportar al branding de una marca y además funciona para posicionarla, es definitivamente un elemento ganador. Pero para llegar a esto se tiene que vivir el proceso natural por el que pasa también un elemento gráfico como lo es un logo: reflejarse en el tiempo y tener la capacidad de adaptarse.

Lo hemos visto en muchas ocasiones: los logos de las marcas que adoramos o que están presentes en nuestra cultura también han pasado por épocas de transición. Todo con la finalidad de que su discurso continúe vigente mientras se aplica a su comunicación en todas sus posibilidades. Incluso, muchos de los logos que conocimos en nuestra infancia tampoco fueron su forma inicial. En muchas ocasiones, el logo original poco tiene que ver con el cómo evoluciona, pero lo importante es la habilidad de una marca para posicionarse en su presente, conservar su esencia, y transmitir una identidad.

Un ejemplo claro de esto es el logo de KIA:

Podemos observar que el logo pasó por tres etapas distintas que no se parecen en nada al que conocemos hoy en día. De su primera versión a la segunda cambiaron un logo con demasiados detalles que podían perder de vista el nombre, a una versión totalmente diferente donde era imposible hacerse una idea sobre el giro de la empresa ni su nombre. Para su siguiente forma, comienza a vislumbrarse el nombre “KIA” pero aún es difuso el mensaje. Finalmente, en 1994 aciertan con una primera versión memorable y el color rojo que hasta la fecha es parte de su sello: a partir de ese momento guiarán los siguientes dos bajo una base fuerte que permite identificar la marca, sin importar los cambios, y encontrar una transición en la evolución de una forma a otra.

Otro caso a observar puede ser el logo de BBVA: 

Originalmente aparecen las “BB” que serán parte de su logo hasta la actualidad. Pero del nombre completo “Banco de Bilbao” bastaron sólo dos versiones más para que comenzaran a simplificarlo. Primero, con las iniciales “BBV” en una tonalidad de azul similar a la que conserva la versión actual, pese a que aún está el nombre “Banco Bilbao Vizcaya” debajo. Finalmente, en 2000 pasan a ser sólo BBVA, y para el 2018 hubo una ligera actualización de la tipografía, donde las líneas se vuelven más limpias y la tipografía ya se asemeja más a una mera figura.

Toda marca necesita reinventarse de vez en cuando. Ejemplos como estos dos hay muchos: los logos de Nike, Coca Cola, BMW, Dunkin Donuts, incluso McDonalds: la forma en que se habla a una audiencia cambia a medida que la audiencia también crece, se transforma, y con ella los tiempos y contexto que viven. La evolución de un logo es, finalmente, parte orgánica de su proceso como ser vivo, en este caso una marca que sobrevive al paso del tiempo, se reinventa, y debe aprender nuevos lenguajes y perspectivas desde donde hablarle a las personas.

Noemi Guardado
Jul 10, 2024
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Entre agencias y marcas
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Elegir quién se hará cargo de las redes sociales de una marca implica pensar en diferentes aspectos. La realidad es que a cada quien le acomodan y funcionan estrategias y escenarios distintos, entonces no consideramos acertado decir si es mejor que una marca se haga cargo de su comunicación en redes sociales o que lo haga una agencia de publicidad o marketing. Lo que sí es que podemos compartir nuestra experiencia respecto a esta situación, y por qué elegimos hacerlo de esa manera.

En primer lugar, por eficiencia, en Pájaro Chato consideramos que aporta mucho valor el que una marca sea quien lleve sus redes sociales, ya que en estos casos lo más común es que la marca cuente con un equipo preparado con habilidades y la sensibilidad necesarias para resolver de manera comercial y ser más asertivos con sus ventas, además de tener la información necesaria para conocer su target. Es decir, estas interacciones suelen conllevar a una compra final y no nada más a resolver dudas y brindar información.

Esto hace sentido porque una persona que sólo se encarga de resolver dudas, como lo puede ser un administrador de redes sociales, puede brindar la información necesaria pero probablemente no cuente con la sagacidad de alguien que forma parte de la marca, que la conoce desde adentro, y que tiene el conocimiento y experiencia para encaminar cualquier interacción con clientes para que se concrete en una venta.

Por otro lado, la interacción directa con consumidores permite a la marca tener un insight muy confiable y de primera mano respecto a cómo las personas se comportan con su marca y productos, así como sus preferencias, y evidentemente, esto también puede permitir detectar problemas y oportunidades de comunicación de manera más directa.

Además, en estos casos las decisiones se procesan rápido de forma interna, objetivos de comunicación, interacción con consumidores, etc, lo cual hace que los tiempos de respuesta en atención a cliente sean más eficientes y rápidos, en cuanto a manejo de información.

Otro aspecto importante, que también está relacionado con los puntos anteriores, es la humanización de las personas detrás de un simple cliente potencial. Esto es un factor clave porque, desde nuestra perspectiva, el punto central de todo es comunicar para las personas y siempre tenerlas en cuenta.

Desde nuestra perspectiva, consideramos que uno de nuestros distintivos es que no dirigimos nuestro trabajo a la atención a clientes de una marca, sino que apoyamos en cómo dirigir su comunicación y ayudarles a implementar desde sus redes sociales, por ejemplo, para que sean ellas quienes vivan de primera mano todo el proceso y puedan intervenir de forma eficaz, rápida y eficiente a necesidades del día a día, como hacer activaciones o promociones, pero también tener comunicación directa con las personas, sus dudas y necesidades.

Y nunca olvidemos un aspecto imprescindible que debemos tener en mente siempre: entre mejor conozca a su audiencia una marca, y mejor comprenda cómo satisfacer sus necesidades, y entre más busque crear una comunicación cercana con las personas detrás de cada compra, tendrá más oportunidades de crear un engagement orgánico y genuino, que sólo a través de una cercanía genuina se puede lograr: pensar en las personas, siempre, tiene sus recompensas.

Noemi Guardado
Jun 04, 2024
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