Encontrando nuevas oportunidades de conexión para las marcas.
Parte de los cambios que ha traído la nueva normalidad al marketing es que ha detenido uno de los escaparates más grandes de las marcas para hacer negocio: las expos. O mejor dicho, este tipo de eventos se tendrá que reinventar.
Tradicionalmente, las expos reúnen cada año a las marcas y negocios afines de una industria en grandes centros de convenciones. El mayor atractivo de estos eventos ha sido, en teoría, su capacidad de reunir grandes grupos de personas, potenciales clientes o compradores, a quienes una marca puede mostrar los productos, servicios y novedades que ofrece.
Este año, el panorama ha cambiado. Por protección sanitaria, ética o regulaciones de gobierno, es muy poco probable que una expo pueda llevarse a cabo en su formato tradicional. La mayoría de estos eventos se han aplazado en repetidas ocasiones y las personas que normalmente asisten han puesto en duda su participación. Entonces, ¿qué harán las marcas para mostrarse ante sus clientes potenciales y distribuidores?
Eventos como las expos son, supuestamente, clave en los planes de marketing anuales de las empresas. ¿Puede una marca esperar a que los organizadores de sus expos le ofrezcan otras opciones? ¿No es momento de que comience a pensar e idear por su cuenta alternativas y nuevas estrategias para conectar con sus clientes y consumidores potenciales?
Una ventaja es que las personas también están cambiando: Buscan vivir cosas nuevas
y quieren recibir experiencias diferentes de sus marcas. Este año, esas experiencias tal vez se vivan en plataformas digitales, pero no podemos perder de vista qué pasará después.
El reto está del lado de las marcas, de sus equipos creativos y estratégicos: Debemos diseñar nuevas experiencias y puntos de encuentro que conecten con los consumidores en esta nueva realidad y nos ayuden a lograr nuestros objetivos comerciales.
Los grandes presupuestos que antes se invertían para estar presentes en una expo con stands imponentes y llenos de amenidades, ahora pueden aprovecharse y optimizarse para crear estrategias, nuevas plataformas, contenidos o herramientas de venta, entre muchas otras opciones.
Es momento de que los equipos de marca se pongan a pensar y no solo a contratar espacios en días específicos. Para ello, es vital definir recursos, establecer objetivos, capitalizar lo aprendido, trabajar en equipo y, sobre todo, pensar diferente.
Si queremos ofrecer nuevas experiencias a nuestras personas y atraerlas hacia la marca, podemos empezar por preguntarnos?
- ¿En qué momento es conveniente hacer nuestro propio evento?
- ¿Qué formato nos da seguridad y es accesible para nuestras personas?
- ¿De qué manera podemos ser relevantes y valiosos en este entorno?
- ¿Qué ofreceremos que sea distinto y merezca la atención de nuestros clientes?
- ¿Cómo podemos sorprender a las personas y acercarnos más a ellas?
- ¿Qué debemos comunicar para motivarlas a que vivan estas nuevas experiencias?
Esto es solo el inicio de las conversaciones que deberían tener las marcas para adaptarse comercialmente al entorno que estamos viviendo. Seguramente habrá muchas más preguntas, también varias ideas más para responderlas. Conectar esas ideas y acciones para que juntas formen una misma estrategia significativa es el objetivo que debemos perseguir.