¿Por qué construir una marca?

“Los productos tienen ciclos de vida. Las marcas sobreviven.”

Scott Goodson

 

Vivimos rodeados de marcas. Si lo piensas bien, nunca estamos lejos de ellas. Están ahí cuando despertamos, al bañarnos, al comer, mientras trabajamos y, claro, mientras disfrutamos. Son parte de lo cotidiano; tan comunes que ya no las notamos, tan habituales que casi nunca nos detenemos a pensar en ellas. Tal vez eso sea un arma de doble filo.

Originalmente, creamos marcas para facilitar la toma de decisiones de los consumidores: para distinguirnos en el pasillo de detergentes o pastas de dientes. En estos tiempos, una marca tiene retos más grandes y sólo perdura cuando establece una conexión emocional con las personas que la viven más allá del supermercado.

Las circunstancias actuales hacen que construir una marca sólida, consistente y atractiva sea más importante que nunca para el éxito. Sin embargo, cada vez existe mayor renuencia o desconfianza a invertir en construir marcas o en cualquier esfuerzo de comunicación que no genere ventas y retornos a corto plazo. Porque “eso del branding ya no sirve”.

De alguna manera, es cierto: tener una buena idea, crear un producto o servicio que la gente busque y comercializarlo en distintas plataformas es relativamente sencillo. Agregarle un logo, etiqueta y firma de correo electrónico al paquete también puede ser accesible. Con una fracción de la inversión del famoso ’branding’ podemos tener un negocio muy redituable. Pero un buen negocio no es lo mismo que una gran marca.

Los productos o servicios son hasta cierto punto funcionales, tangibles: resuelven necesidades, satisfacen gustos y complacen a un consumidor, por lo menos durante un tiempo. En algún momento llegará alguien que ofrecerá “algo” más nuevo, más rápido, más barato o más atractivo y tu gran negocio se verá en problemas.

Porque las personas realmente no construyen relaciones con servicios, no hablan con productos y no son leales al logotipo que te hizo tu sobrino sin cobrar. Para eso necesitamos marcas que muestren qué somos, estrechen lazos, fortalezcan relaciones e incluso orienten la gestión de las empresas.

Tres beneficios de construir una marca

Debemos entender las marcas como algo más que un logo y un eslogan. Una marca es el conjunto de emociones, acciones, percepciones y prácticas que viven las personas alrededor de un producto o servicio. Dicho de otra manera: una marca tiene mucho más que ver con lo que otros dicen de ti, que con lo que tú o tu empresa declaran ser.

Si comprendemos todas las responsabilidades en gestión y comunicación que implica la construcción eficaz de una marca, comenzaremos a desarrollar proyectos de negocio mucho más duraderos, que nos permitan relacionarnos mejor con nuestro entorno.

Todo eso es un proyecto a largo plazo, que genera resultados tangibles que seguiremos contando en entradas futuras de este blog. Para empezar, hoy nos gustaría explorar tres ventajas que una empresa obtiene al construir una marca:

  1. Las marcas brindan consistencia a las empresas y claridad a las personas.

Nos dan guía internamente de cómo debemos hablar, comportarnos, acercarnos a nuestros grupos de interés y conectar con ellos de una manera más estratégica y efectiva. Por otro lado, a un consumidor potencial le dice qué debe esperar de nosotros y por qué merecemos su atención.

  1. En las marcas se depositan la confianza, la preferencia y las emociones de las personas.

Todos tenemos un restaurante favorito, un shampoo que preferimos o un auto que soñamos manejar; eso es resultado de años de experiencias que hemos vivido, así como recomendaciones y evaluaciones que hemos dado. Como consumidores, podemos colocar cada uno de esos elementos dentro de las marcas y otorgarles nuestra preferencia y lealtad por la suma de sus cualidades.

  1. Una marca nos ayuda a diferenciarnos de nuestra competencia.

Ésta es tal vez la razón principal para comenzar a construir marcas inteligentemente: las industrias son cada vez más competidas, la tecnología expande nuestros retos y, si queremos ser parte del 10 % de las empresas que sobreviven por más de 5 años en el país, tenemos que utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para conectar con las personas. Una marca nos permite destacarnos de la competencia y comunicar aquello que nos hace diferentes y brinda valor a quienes nos consumen.

Creamos Pájaro Chato para ser parte de las historias de éxito de nuestros clientes; sabemos que podemos hacer mejor comunicación y publicidad si nos dedicamos a construir y fortalecer las marcas primero. Por eso necesitamos cuestionar los planteamientos de cada cliente, profundizar en sus necesidades y ser responsables en lo que proponemos.

Porque antes de hacerte un sitio web, tenemos que definir tu marca, saber cómo habla, cómo se comporta, cuál es su esencia y a quién quiere transmitirla. Esas preguntas nos permitirán entregar comunicación con mejores resultados a largo plazo. Si te interesa explorar las respuestas con nosotros, déjanos un mensaje o escribe a hola@pajarochato.com 

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Todo sobre las marcas
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Aceptémoslo: las demandas de nuestros tiempos nos exigen aprender a movernos con sagacidad. Lo que antes era interesante y viral al día siguiente puede pasar al olvido y jamás ser rescatado. Con ello, las marcas también pueden destantearse: ¿les siguen hablando a las mismas personas? ¿han sabido mantenerse vigentes en las conversaciones? Ante estas búsquedas es natural que una de las decisiones por las que pasen tarde o temprano es el tema de su logo e incluso su identidad: ¿vale la pena reinventarse con lo que ya hay, o es mejor iniciar una nueva marca desde cero?

Esta decisión es importante, sobre todo porque de ahí se desprenden temas como qué tan accesible es hacerlo, o qué tanto tiempo y esfuerzo se dedicará. Si tu marca tiene poco tiempo, y aún no logra una comunidad lo suficientemente grande, puede ser una opción repensar el rumbo de la comunicación, de su esencia como marca, su imagen, etc. Pero si ya llevas tiempo en el mercado, tienes ya un público fiel y personas que en general te ubican por todo lo que tu marca representa, habría que revalorar: en vez de empezar de cero, ¿por qué no refrescar lo que ya eres para reforzar tu identidad?

Vayámonos a cada uno de los escenarios: redireccionar desde cero el rumbo de tu marca significa que todo aquello que construiste para ella no será válido. También será necesario que las personas que ya ubican tu marca se familiaricen con todo lo que este cambio implica: desde un nuevo nombre, nuevo logo, colores, etc. Esto será un desafío porque no hay seguridad de que tus clientes anteriores acogerán de la misma manera este cambio. Al final, es un poco una moneda al aire. Por supuesto que es posible realizar estudios que aseguren una mayor probabilidad de que tus antiguos clientes se vayan contigo y se sientan afines a tu nueva propuesta, pero al final es un riesgo intrínseco en este proceso.

Por otro lado, puedes aprovechar todo lo que ya has construído con tu marca para darle una nueva dirección, tomando en cuenta ciertas bases en su branding para fortalecer el mensaje que se desea transmitir, hablarle a nuevos sectores de personas, o crecer junto a quienes han acompañado su camino. Este panorama abre muchas posibilidades para que la esencia y los clientes se conserven, y puede implicar una menor cantidad de recursos. ¿Por qué? Porque empezar de cero es, inevitablemente, una apuesta.

Entonces, ¿todo esto quiere decir que el escenario ideal siempre será reformular la marca y no empezar de cero? No necesariamente. Lo que es importante es ser consciente de lo que implica esta decisión: ¿tienes los recursos, el tiempo, y objetivos claros que respalden la decisión de comenzar otra vez? Si es así, adelante: muchas veces esto es lo que realmente necesita una marca para sacar todo su potencial. Sólo ten en cuenta que las personas a quienes les hablas reaccionarán de alguna manera a esto: la clave es tener la estrategia adecuada para que cada decisión tenga una base que justifique esto, y sobre todo, que esta decisión definirá muchas cosas, y es importante siempre estar preparado para saberlo llevar.

Noemi Guardado
Sep 27, 2024
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Todo sobre las marcas
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No hay duda de que un logo puede hacer una gran diferencia. Y es que convierte la comunicación de una marca y la refleja desde el primer vistazo; si se juegan bien las cartas, incluso puede ser capaz de crear experiencias memorables. Un logo que logra aportar al branding de una marca y además funciona para posicionarla, es definitivamente un elemento ganador. Pero para llegar a esto se tiene que vivir el proceso natural por el que pasa también un elemento gráfico como lo es un logo: reflejarse en el tiempo y tener la capacidad de adaptarse.

Lo hemos visto en muchas ocasiones: los logos de las marcas que adoramos o que están presentes en nuestra cultura también han pasado por épocas de transición. Todo con la finalidad de que su discurso continúe vigente mientras se aplica a su comunicación en todas sus posibilidades. Incluso, muchos de los logos que conocimos en nuestra infancia tampoco fueron su forma inicial. En muchas ocasiones, el logo original poco tiene que ver con el cómo evoluciona, pero lo importante es la habilidad de una marca para posicionarse en su presente, conservar su esencia, y transmitir una identidad.

Un ejemplo claro de esto es el logo de KIA:

Podemos observar que el logo pasó por tres etapas distintas que no se parecen en nada al que conocemos hoy en día. De su primera versión a la segunda cambiaron un logo con demasiados detalles que podían perder de vista el nombre, a una versión totalmente diferente donde era imposible hacerse una idea sobre el giro de la empresa ni su nombre. Para su siguiente forma, comienza a vislumbrarse el nombre “KIA” pero aún es difuso el mensaje. Finalmente, en 1994 aciertan con una primera versión memorable y el color rojo que hasta la fecha es parte de su sello: a partir de ese momento guiarán los siguientes dos bajo una base fuerte que permite identificar la marca, sin importar los cambios, y encontrar una transición en la evolución de una forma a otra.

Otro caso a observar puede ser el logo de BBVA: 

Originalmente aparecen las “BB” que serán parte de su logo hasta la actualidad. Pero del nombre completo “Banco de Bilbao” bastaron sólo dos versiones más para que comenzaran a simplificarlo. Primero, con las iniciales “BBV” en una tonalidad de azul similar a la que conserva la versión actual, pese a que aún está el nombre “Banco Bilbao Vizcaya” debajo. Finalmente, en 2000 pasan a ser sólo BBVA, y para el 2018 hubo una ligera actualización de la tipografía, donde las líneas se vuelven más limpias y la tipografía ya se asemeja más a una mera figura.

Toda marca necesita reinventarse de vez en cuando. Ejemplos como estos dos hay muchos: los logos de Nike, Coca Cola, BMW, Dunkin Donuts, incluso McDonalds: la forma en que se habla a una audiencia cambia a medida que la audiencia también crece, se transforma, y con ella los tiempos y contexto que viven. La evolución de un logo es, finalmente, parte orgánica de su proceso como ser vivo, en este caso una marca que sobrevive al paso del tiempo, se reinventa, y debe aprender nuevos lenguajes y perspectivas desde donde hablarle a las personas.

Noemi Guardado
Jul 10, 2024
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Entre agencias y marcas
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Elegir quién se hará cargo de las redes sociales de una marca implica pensar en diferentes aspectos. La realidad es que a cada quien le acomodan y funcionan estrategias y escenarios distintos, entonces no consideramos acertado decir si es mejor que una marca se haga cargo de su comunicación en redes sociales o que lo haga una agencia de publicidad o marketing. Lo que sí es que podemos compartir nuestra experiencia respecto a esta situación, y por qué elegimos hacerlo de esa manera.

En primer lugar, por eficiencia, en Pájaro Chato consideramos que aporta mucho valor el que una marca sea quien lleve sus redes sociales, ya que en estos casos lo más común es que la marca cuente con un equipo preparado con habilidades y la sensibilidad necesarias para resolver de manera comercial y ser más asertivos con sus ventas, además de tener la información necesaria para conocer su target. Es decir, estas interacciones suelen conllevar a una compra final y no nada más a resolver dudas y brindar información.

Esto hace sentido porque una persona que sólo se encarga de resolver dudas, como lo puede ser un administrador de redes sociales, puede brindar la información necesaria pero probablemente no cuente con la sagacidad de alguien que forma parte de la marca, que la conoce desde adentro, y que tiene el conocimiento y experiencia para encaminar cualquier interacción con clientes para que se concrete en una venta.

Por otro lado, la interacción directa con consumidores permite a la marca tener un insight muy confiable y de primera mano respecto a cómo las personas se comportan con su marca y productos, así como sus preferencias, y evidentemente, esto también puede permitir detectar problemas y oportunidades de comunicación de manera más directa.

Además, en estos casos las decisiones se procesan rápido de forma interna, objetivos de comunicación, interacción con consumidores, etc, lo cual hace que los tiempos de respuesta en atención a cliente sean más eficientes y rápidos, en cuanto a manejo de información.

Otro aspecto importante, que también está relacionado con los puntos anteriores, es la humanización de las personas detrás de un simple cliente potencial. Esto es un factor clave porque, desde nuestra perspectiva, el punto central de todo es comunicar para las personas y siempre tenerlas en cuenta.

Desde nuestra perspectiva, consideramos que uno de nuestros distintivos es que no dirigimos nuestro trabajo a la atención a clientes de una marca, sino que apoyamos en cómo dirigir su comunicación y ayudarles a implementar desde sus redes sociales, por ejemplo, para que sean ellas quienes vivan de primera mano todo el proceso y puedan intervenir de forma eficaz, rápida y eficiente a necesidades del día a día, como hacer activaciones o promociones, pero también tener comunicación directa con las personas, sus dudas y necesidades.

Y nunca olvidemos un aspecto imprescindible que debemos tener en mente siempre: entre mejor conozca a su audiencia una marca, y mejor comprenda cómo satisfacer sus necesidades, y entre más busque crear una comunicación cercana con las personas detrás de cada compra, tendrá más oportunidades de crear un engagement orgánico y genuino, que sólo a través de una cercanía genuina se puede lograr: pensar en las personas, siempre, tiene sus recompensas.

Noemi Guardado
Jun 04, 2024
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