Nuestro presente continúa cambiando ante un panorama mundial aún incierto. Para quienes buscan encontrar estrategias inteligentes que les permitan afrontar el día a día de manera cada vez más efectiva y creativa, la idea de “la nueva cueva”, lejos de parecer una idea romántica, nos permite pensar a futuro en nuevas formas de concebir la manera en que trabajamos y somos efectivos. Una de las respuestas más acertadas es la reapropiación de este nuevo espacio donde pasaremos gran parte de nuestros días de forma indefinida. Entre más rápido lo asimilamos, más fluida se vuelve esta adaptación. Esta “nueva cueva” se convierte, por lo tanto, en una de las respuestas más creativas para enfrentar el presente. Las estadísticas no mienten: los nuevos cambios de consumo dicen mucho de nuestra realidad y de cuáles son las nuevas prioridades de una sociedad que ahora es consciente de esta transición sin precedentes.

La manera en cómo opera una sociedad cambia paralelamente a lo que sucede alrededor de ella y cómo es afectada. El mundo se ha visto en la necesidad de enfrentar todo aquello que había dejado de lado mientras era cada vez más evidente la importancia de construir vías efectivas para extender nuestra efectividad a cuatro paredes, a lo presencial; nadie nos diría, por supuesto, que sería importante adaptarnos tan rápido como fuera posible, ante un elemento que nadie percibía como cercano en la ecuación: cómo prescindir del contacto físico.

Las nuevas tendencias van acorde a consumidores que buscan, más que nunca, seguridad y bienestar. Para ello, las marcas deben estar al tanto de estas tendencias y el cómo adaptarlas y ejecutarlas de acuerdo a sus recursos y posibilidades. En esta odisea de adaptar el hogar para convertirlo no sólo en un espacio de trabajo, sino un lugar apto para la recreación, el factor emocional cobra un papel importante: en tiempos de pandemia y encierro, cuando las noticias alrededor parecen sembrar desconcierto y ansiedad, lo que las personas buscan es invertir en su bienestar interno y emocional. El grado de impacto que un producto o servicio tendrá en el consumidor pensando en este factor, y el cómo será percibido (positivo, negativo, neutral) para mitigar esta sensación, dependerá de cómo se utiliza la comunicación y el discurso de una marca para trascender la emoción y pasar a la compra.

Ahora toca pensar en la nueva cueva como lo más cercano a una especie de lugar sagrado en el que la persona pasa gran parte del tiempo, pues se recrea, descansa, trabaja y habita el mismo espacio sin necesidad de salir al exterior. El caos del exterior, por lo tanto, debe ser contrarrestado con lo que este nuevo espacio puede generar en la persona. Artículos y servicios que antes no habrían sido llamados “esenciales” ahora resultan capitales para nuestro presente: difusores y aceites esenciales, servicios a domicilio, mobiliario ergonómico, gimnasios en casa y equipo para hacer ejercicio, juegos de mesa y plantas, por nombrar algunos ejemplos. Las mascotas, particularmente los gatos, se han convertido en el nuevo aditamento popular para quienes se han quedado en casa sin ninguna compañía.

Pensar en el cómo, de repente, gran parte de nuestras emociones y pensamientos serán generados a partir de un mismo espacio, nos permitirá visualizar a futuro cuáles serán las nuevas necesidades esenciales del día a día, y nos marca también una pauta de hacia dónde podemos empezar a dirigir la comunicación de cualquier marca pensando en que, con nuevas formas de hábitos también llegan nuevas formas de pensamiento; tal vez también es una excelente oportunidad para que muchos discursos se reconstruyan hacia formas distintas de contar historias, generar contenido de valor para consumidores que se vuelven cada vez más específicos hacia lo que buscan y desean adquirir.

Porque cuando decimos “nueva cueva” no hablamos sólo de una nueva manera de trabajar y consumir, sino nuevas formas en que las personas se relacionan con su espacio y, por lo tanto, con su tiempo y el cómo lo invierten. Estamos en el momento ideal para vislumbrar este efecto dominó: la buena noticia es que no existe mejor oportunidad para redirigir o reforzar cualquier identidad y discurso de marca. Si debía existir un momento ideal, con sus tonos agridulces, ácidos y ambiguos, para reinventar, reiventarse, reiventarnos, es este.

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Todo sobre las marcas
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Aceptémoslo: las demandas de nuestros tiempos nos exigen aprender a movernos con sagacidad. Lo que antes era interesante y viral al día siguiente puede pasar al olvido y jamás ser rescatado. Con ello, las marcas también pueden destantearse: ¿les siguen hablando a las mismas personas? ¿han sabido mantenerse vigentes en las conversaciones? Ante estas búsquedas es natural que una de las decisiones por las que pasen tarde o temprano es el tema de su logo e incluso su identidad: ¿vale la pena reinventarse con lo que ya hay, o es mejor iniciar una nueva marca desde cero?

Esta decisión es importante, sobre todo porque de ahí se desprenden temas como qué tan accesible es hacerlo, o qué tanto tiempo y esfuerzo se dedicará. Si tu marca tiene poco tiempo, y aún no logra una comunidad lo suficientemente grande, puede ser una opción repensar el rumbo de la comunicación, de su esencia como marca, su imagen, etc. Pero si ya llevas tiempo en el mercado, tienes ya un público fiel y personas que en general te ubican por todo lo que tu marca representa, habría que revalorar: en vez de empezar de cero, ¿por qué no refrescar lo que ya eres para reforzar tu identidad?

Vayámonos a cada uno de los escenarios: redireccionar desde cero el rumbo de tu marca significa que todo aquello que construiste para ella no será válido. También será necesario que las personas que ya ubican tu marca se familiaricen con todo lo que este cambio implica: desde un nuevo nombre, nuevo logo, colores, etc. Esto será un desafío porque no hay seguridad de que tus clientes anteriores acogerán de la misma manera este cambio. Al final, es un poco una moneda al aire. Por supuesto que es posible realizar estudios que aseguren una mayor probabilidad de que tus antiguos clientes se vayan contigo y se sientan afines a tu nueva propuesta, pero al final es un riesgo intrínseco en este proceso.

Por otro lado, puedes aprovechar todo lo que ya has construído con tu marca para darle una nueva dirección, tomando en cuenta ciertas bases en su branding para fortalecer el mensaje que se desea transmitir, hablarle a nuevos sectores de personas, o crecer junto a quienes han acompañado su camino. Este panorama abre muchas posibilidades para que la esencia y los clientes se conserven, y puede implicar una menor cantidad de recursos. ¿Por qué? Porque empezar de cero es, inevitablemente, una apuesta.

Entonces, ¿todo esto quiere decir que el escenario ideal siempre será reformular la marca y no empezar de cero? No necesariamente. Lo que es importante es ser consciente de lo que implica esta decisión: ¿tienes los recursos, el tiempo, y objetivos claros que respalden la decisión de comenzar otra vez? Si es así, adelante: muchas veces esto es lo que realmente necesita una marca para sacar todo su potencial. Sólo ten en cuenta que las personas a quienes les hablas reaccionarán de alguna manera a esto: la clave es tener la estrategia adecuada para que cada decisión tenga una base que justifique esto, y sobre todo, que esta decisión definirá muchas cosas, y es importante siempre estar preparado para saberlo llevar.

Noemi Guardado
Sep 27, 2024
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Todo sobre las marcas
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No hay duda de que un logo puede hacer una gran diferencia. Y es que convierte la comunicación de una marca y la refleja desde el primer vistazo; si se juegan bien las cartas, incluso puede ser capaz de crear experiencias memorables. Un logo que logra aportar al branding de una marca y además funciona para posicionarla, es definitivamente un elemento ganador. Pero para llegar a esto se tiene que vivir el proceso natural por el que pasa también un elemento gráfico como lo es un logo: reflejarse en el tiempo y tener la capacidad de adaptarse.

Lo hemos visto en muchas ocasiones: los logos de las marcas que adoramos o que están presentes en nuestra cultura también han pasado por épocas de transición. Todo con la finalidad de que su discurso continúe vigente mientras se aplica a su comunicación en todas sus posibilidades. Incluso, muchos de los logos que conocimos en nuestra infancia tampoco fueron su forma inicial. En muchas ocasiones, el logo original poco tiene que ver con el cómo evoluciona, pero lo importante es la habilidad de una marca para posicionarse en su presente, conservar su esencia, y transmitir una identidad.

Un ejemplo claro de esto es el logo de KIA:

Podemos observar que el logo pasó por tres etapas distintas que no se parecen en nada al que conocemos hoy en día. De su primera versión a la segunda cambiaron un logo con demasiados detalles que podían perder de vista el nombre, a una versión totalmente diferente donde era imposible hacerse una idea sobre el giro de la empresa ni su nombre. Para su siguiente forma, comienza a vislumbrarse el nombre “KIA” pero aún es difuso el mensaje. Finalmente, en 1994 aciertan con una primera versión memorable y el color rojo que hasta la fecha es parte de su sello: a partir de ese momento guiarán los siguientes dos bajo una base fuerte que permite identificar la marca, sin importar los cambios, y encontrar una transición en la evolución de una forma a otra.

Otro caso a observar puede ser el logo de BBVA: 

Originalmente aparecen las “BB” que serán parte de su logo hasta la actualidad. Pero del nombre completo “Banco de Bilbao” bastaron sólo dos versiones más para que comenzaran a simplificarlo. Primero, con las iniciales “BBV” en una tonalidad de azul similar a la que conserva la versión actual, pese a que aún está el nombre “Banco Bilbao Vizcaya” debajo. Finalmente, en 2000 pasan a ser sólo BBVA, y para el 2018 hubo una ligera actualización de la tipografía, donde las líneas se vuelven más limpias y la tipografía ya se asemeja más a una mera figura.

Toda marca necesita reinventarse de vez en cuando. Ejemplos como estos dos hay muchos: los logos de Nike, Coca Cola, BMW, Dunkin Donuts, incluso McDonalds: la forma en que se habla a una audiencia cambia a medida que la audiencia también crece, se transforma, y con ella los tiempos y contexto que viven. La evolución de un logo es, finalmente, parte orgánica de su proceso como ser vivo, en este caso una marca que sobrevive al paso del tiempo, se reinventa, y debe aprender nuevos lenguajes y perspectivas desde donde hablarle a las personas.

Noemi Guardado
Jul 10, 2024
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Entre agencias y marcas
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Elegir quién se hará cargo de las redes sociales de una marca implica pensar en diferentes aspectos. La realidad es que a cada quien le acomodan y funcionan estrategias y escenarios distintos, entonces no consideramos acertado decir si es mejor que una marca se haga cargo de su comunicación en redes sociales o que lo haga una agencia de publicidad o marketing. Lo que sí es que podemos compartir nuestra experiencia respecto a esta situación, y por qué elegimos hacerlo de esa manera.

En primer lugar, por eficiencia, en Pájaro Chato consideramos que aporta mucho valor el que una marca sea quien lleve sus redes sociales, ya que en estos casos lo más común es que la marca cuente con un equipo preparado con habilidades y la sensibilidad necesarias para resolver de manera comercial y ser más asertivos con sus ventas, además de tener la información necesaria para conocer su target. Es decir, estas interacciones suelen conllevar a una compra final y no nada más a resolver dudas y brindar información.

Esto hace sentido porque una persona que sólo se encarga de resolver dudas, como lo puede ser un administrador de redes sociales, puede brindar la información necesaria pero probablemente no cuente con la sagacidad de alguien que forma parte de la marca, que la conoce desde adentro, y que tiene el conocimiento y experiencia para encaminar cualquier interacción con clientes para que se concrete en una venta.

Por otro lado, la interacción directa con consumidores permite a la marca tener un insight muy confiable y de primera mano respecto a cómo las personas se comportan con su marca y productos, así como sus preferencias, y evidentemente, esto también puede permitir detectar problemas y oportunidades de comunicación de manera más directa.

Además, en estos casos las decisiones se procesan rápido de forma interna, objetivos de comunicación, interacción con consumidores, etc, lo cual hace que los tiempos de respuesta en atención a cliente sean más eficientes y rápidos, en cuanto a manejo de información.

Otro aspecto importante, que también está relacionado con los puntos anteriores, es la humanización de las personas detrás de un simple cliente potencial. Esto es un factor clave porque, desde nuestra perspectiva, el punto central de todo es comunicar para las personas y siempre tenerlas en cuenta.

Desde nuestra perspectiva, consideramos que uno de nuestros distintivos es que no dirigimos nuestro trabajo a la atención a clientes de una marca, sino que apoyamos en cómo dirigir su comunicación y ayudarles a implementar desde sus redes sociales, por ejemplo, para que sean ellas quienes vivan de primera mano todo el proceso y puedan intervenir de forma eficaz, rápida y eficiente a necesidades del día a día, como hacer activaciones o promociones, pero también tener comunicación directa con las personas, sus dudas y necesidades.

Y nunca olvidemos un aspecto imprescindible que debemos tener en mente siempre: entre mejor conozca a su audiencia una marca, y mejor comprenda cómo satisfacer sus necesidades, y entre más busque crear una comunicación cercana con las personas detrás de cada compra, tendrá más oportunidades de crear un engagement orgánico y genuino, que sólo a través de una cercanía genuina se puede lograr: pensar en las personas, siempre, tiene sus recompensas.

Noemi Guardado
Jun 04, 2024
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