El marketing avanza a pasos agigantados: lo sabemos. Las tendencias cambian en cuestión de días, hasta horas: también lo sabemos. En este ambiente, si algo nos queda claro es que para el cliente es cada vez más significativo vivir una experiencia alrededor de las marcas que consume.
Estamos acostumbrados a competir con marcas que se concentran en la “calidad” de su oferta y en un precio atractivo y conveniente. La realidad es que cada día es más sencillo para los consumidores encontrar ofertas similares, en distintos rangos de precio, según su presupuesto. Por eso las personas comienzan a buscar otros atributos que puedan valorar en su toma de decisiones.
Si queremos vivir en la mente y el corazón de nuestros consumidores y guiar su decisión de compra hacia nosotros, debemos encontrar los argumentos correctos para conectar con ellos. Las personas quieren identificarse con las marcas que consumen; más allá de la compra desean compartir ideas, propósitos y hasta una visión de estilo de vida.
¿Por qué debemos procurar experiencias en el marketing? Porque, como seres humanos, estamos predispuestos a crear lazos emocionales. Una experiencia es el vehículo ideal para iniciar y mantener conexiones con las personas. Como consumidores, al vivir experiencias positivas es más fácil dejar de ver a una marca como un logo que te entrega un producto a cambio de tu dinero y comenzar a asociarla con valores, recuerdos, personas y, claro, emociones.
Todos hemos visto en Youtube los ejemplos del “marketing de experiencias”: grandes activaciones, marcas reconocidas internacionalmente, presupuestos masivos para producción y difusión que no se preocupa mucho por el “retorno de inversión”.
Con esa referencia, brindar experiencias a las personas puede parecer intimidante o algo para lo que no todas las marcas están listas. Sin embargo, crear una buena experiencia no implica tener que gastar grandes cantidades de dinero, porque el verdadero punto de partida es el consumidor y sus necesidades.
Pensar como equipo de marca y analizar el comportamiento y los deseos de nuestras personas nos ayudará a entender el tipo de experiencias que pueden vivir, en su día a día con nosotros, para sentirse valorados y motivados. Lo importante es no perder de vista a los seres humanos detrás del consumidor y construir los pequeños detalles que nos ayudarán a construir y mantener lazos emocionales con ellos.
Hacer de cada consumo una experiencia puede tener muchos significados. Las posibilidades son ilimitadas con un equipo creativo y estratégico: desde incluir al cliente en el diseño de un producto, crear aromas y otras experiencias sensoriales, hasta algo sencillo como cambiar la manera en que saludamos y nos despedimos de cada cliente. Esta clase de detalles son la verdadera diferencia entre quienes mantienen relaciones duraderas con sus consumidores y quienes sólo les venden un producto.
¿Por qué comprar mi comida en un empaque de plástico cuando puedo comprar una con empaque reciclado? ¿Por qué consumir cosméticos de empresas que testan en animales cuando hay tantas opciones libres de crueldad? ¿Por qué comprar en un e-commerce tradicional cuando hay otro que me educa, motiva y ofrece atención personalizada? Esta clase de preguntas diferenciadoras son cada vez más comunes, porque los consumidores viven más conscientes del impacto que su compra puede tener en sus vidas y las de sus comunidades.
Considerar esto te puede llevar a mejores posibilidades para que tu marca crezca y trascienda con experiencias que tienen significado en la vida de sus personas. Más allá de la preocupación por ventas y transacciones, existen caminos creativos y tácticos para asegurar que la relación con tus consumidores sea duradera y valiosa. Recorrerlos con tu equipo de marca es sólo cuestión de voluntad y dedicación hacia tu consumidor y las maneras en que puedes mejorar su vida diaria, comenzando con las experiencias.