Ya todos lo sabemos: diciembre es para hacer propósitos y enero para no cumplirlos. Mucho se escribe ya sobre la tradición que tenemos de sincronizar nuestros cambios con el calendario; lo hacemos en lo personal y también en el mundo de las marcas.
Para quienes trabajan en marketing, “hacer ejercicio” podría equipararse a desarrollar una estrategia comercial más agresiva, “viajar más” a hacer mejor networking, “comer mejor” a cuidar nuestros presupuestos o analizar qué actividades e inversiones realmente aportan a nuestro desarrollo. Podríamos compartirte una entrada entera con los “12 mejores propósitos para tu marca este 2022”, pero sabemos que seguro ya leíste otras dos por el estilo.
Si nos ponemos más serios, hacer propósitos para marketing no es novedad. Hemos aprendido a hacer cortes anuales, a evaluar nuestro desempeño, analizar lo que hicimos, asignar nuevos presupuestos y determinar en qué queremos mejorar para el siguiente ciclo. Esto puede ser: consolidar nuestra presencia en nuevos territorios, desarrollar productos, lanzar nuestro e-commerce o incluso formar equipos de trabajo más sólidos.
Los propósitos son combustible para los planes o estrategias de marca que año con año trazamos. Y sí, es posible materializar esos propósitos para que no queden sólo en papel o en deseo. Se requiere trabajo, disciplina y, lo hemos aprendido en los últimos dos años, mucha suerte o capacidad de adaptarse al entorno.
Probablemente hemos hecho muchos propósitos anuales para nuestras marcas, pero hoy nos gustaría invitarte a pensar en los últimos años: ¿Cuántos propósitos has hecho? ¿Cuántos has cumplido? Y más allá del checklist, ¿cuántos han sido realmente significativos para tu marca? ¿Cuántos han representado un cambio positivo en las personas?
Tal vez, como nos sucede en lo personal, estamos tan acostumbrados a llenarnos de propósitos, de planes, metas y mejoras, que hemos dejado a un lado la razón y el sentido detrás de aquello que nos proponemos. Favorecemos cantidad sobre calidad, objetivos anuales sobre trascendencia, crecimiento sobre desarrollo; ofertas, costos y precios sobre un verdadero impacto en la vida de nuestras personas.
No queremos ser ingenuos. Sabemos que las marcas existen para favorecer el cumplimiento de metas comerciales. Las ventas importan, el crecimiento nos da fuerza y los números nos impulsan a trabajar mejor como equipo. Tan sólo queremos aprovechar la oportunidad, el cambio de año, para invitarte a hacer reflexiones distintas: a buscar nuevos motivos para trabajar en las marcas.
Más que nunca, la personas, queremos identificarnos con las marcas que elegimos. Queremos que nuestro consumo o trabajo –al interior o desde una agencia– nos conecte con más personas que compartan valores, gustos y hasta una visión del futuro. Queremos que nuestras decisiones, compras o esfuerzos hacia una marca tengan significado. Y, si somos sinceros, esta necesidad no se puede satisfacer si sólo pensamos en los objetivos anuales de marketing.
Nos gustaría aprovechar enero para tener reflexiones distintas alrededor de las marcas y las personas que trabajamos en ellas. Si tienes la oportunidad, te invitamos a unirte; a profundizar en lo personal e involucrar a tus equipos en este ejercicio de conciencia.
¿Cuál es el sentido de nuestro trabajo en una marca? ¿Qué queremos transformar en nuestro entorno? ¿Cómo estamos mejorando la vida de las personas? ¿Qué provoca que nos unamos como equipo? ¿Por qué queremos seguir creciendo y llegando a más personas?
Probablemente sea nuestro optimismo de año nuevo, pero creemos que, si suficientes personas en marketing comienzan a responder esas preguntas, podemos desarrollarnos más allá de los objetivos y planes anuales.
Podemos seguir cumpliendo con los propósitos de marca y, al mismo tiempo, construir marcas con propósito.
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