Ya arrancó el año y para este momento las marcas ya tienen sus propósitos, planes y metas bien definidos, o al menos eso es lo que se espera. Sin embargo, muchos se olvidan de los retos, esos desafíos pueden marcar la diferencia entre despertar al gigante o seguir en la zona de confort.
Sabemos que hay muchos tipos de retos. Casi siempre están relacionados a lo comercial, pero muchos otros tienen que ver con encontrar nuevas formas de acercarnos a las personas y ayudarles a encontrar valor en la marca.
Muchas veces nos olvidamos de los retos por la comodidad de irnos por el camino fácil o por la costumbre de querer implementar los mismos planes de marketing. Pero hay mucha riqueza para quien se anima a enfrentar los retos, pues le aportan mucho valor al pensamiento y las acciones de la marca.
En Pájaro Chato creemos que, para bien, nos gusta entrarle a los desafíos porque tenemos la convicción de que para ir más lejos es necesario retar nuestra creatividad, nuestra capacidad para resolver problemas, y así descubrir diferentes maneras de descubrir nuestras fortalezas. Siempre nos hemos retado a ser más que un proveedor para nuestros clientes, buscamos ir más allá de solo cumplir con los objetivos comerciales o de comunicación para convertirnos en una extensión de su equipo de marca sumando pensamiento creativo y estratégico a los proyectos.
En nuestra historia como agencia, infinidad de veces nos hemos enfrentado a todo tipo de desafíos y retos para las marcas. Algunos de ellos han llegado por la constante evolución y las exigencias de cada industria, otros llegaron como consecuencia del crecimiento como empresa y del propósito de llegar más lejos. Todos ellos los hemos enfrentado poniendo el corazón y la mente en el lugar y momento correctos, pero también con la certeza de que estamos colaborando con equipos de marca que confían plenamente en nosotros y que no le temen al error –porque de ahí también hemos aprendido y hemos crecido–.
Tuvimos que vivir una pandemia para descubrir que los retos pueden aparecer de un momento a otro y que hay cosas que están fuera de nuestras manos, pero también descubrimos que los retos se pueden transformar en una forma de trabajar que nos impulsa a crecer cada día. Comenzamos a trabajar con más equipos a cientos de kilómetros de nuestras oficinas, aprendimos a volar más lejos con el corazón y la mente porque no podíamos salir de casa, pero esa es otra historia.
Compartimos esto para no perder de vista la reflexión en esta primera etapa del año: nuevos retos necesitan de nuevas dinámicas. La pregunta es: ¿con quién vas a decidir enfrentar esos retos?