Seguro te ha sucedido esto: Estás en una junta para proponer o revisar un proyecto, llega un directivo y cuenta que acaba de ver un artículo, libro o video y suelta una ocurrencia -o “idea brillante”- que amenaza con descontrolar todo el trabajo que ya se había realizado. Tus compañeros, jefes o colaboradores comienzan a improvisar respuestas y, sin dudarlo, deshacen todos los planes anteriores para adaptarse a la gran idea del jefe. Es frustrante, ¿cierto? Además de frustrar tus esfuerzos, seguir estas dinámicas laborales puede poner en peligro el desarrollo exitoso de tu marca.
A estos comportamientos seguidos por los líderes y equipos de trabajo, se le conoce como el Síndrome del Objeto Brillante, y no por nada sus siglas en inglés son SOS. Este mal es muy común y puede ocurrir en cualquier escala de tu marca: en la relación jefe-gerente, entre gerente y agencia, o hasta entre los mismos colaboradores de la marca. Sucede cuando alguien se obsesiona con una idea que cree brillante pero en realidad desvía la atención de los objetivos de la marca o negocio.
El problema del Síndrome del Objeto Brillante es que obliga a dejar de lado lo que se está haciendo para hacer algo que probablemente no se acerca ni un poco a la estrategia. Evidentemente, esto se traduce en trabajo doble, menores resultados y frustración. Y un problema más grande es que detrás de un objeto brillante hay otro, y otro, y otro…
¿Cómo identificar este mal y combatirlo?
Independientemente de lo novedosa o creativa que pueda llegar ser una idea, la única forma de combatir un objeto brillante es hacer una sola cosa: enfocarse en el plan. Por eso, te compartimos algunas ideas para dejar de perseguir objetos brillantes.
En la oscuridad todo parece brillar más
Si no tienes objetivos claros desde el inicio, el camino será incierto. En cambio, si trabajas bajo objetivos bien definidos será mucho más difícil caer en ocurrencias apresuradas. Y sí, sabemos que puede ser difícil identificar cuando una iniciativa del director es una idea más o es parte de plan actual, así que tu trabajo será recordarle una y otra vez qué se está tratando de alcanzar. No te dejes llevar por lo tentadora que puede ser la idea o porque simplemente el jefe lo dijo.
Evalúa los recursos
Quizá te has topado con una de las más comunes ocurrencias de la historia: “¡hagamos algo viral!”. Sin embargo, hay preguntas que hay que hacerse: ¿De dónde saldrá el presupuesto? ¿Contamos con el talento y la experiencia necesarios? ¿Quién liberará la iniciativa? Cuestiona siempre en dónde encajaría la nueva gran idea y cuál es el logro que se desea alcanzar.
Guarda los objetos brillantes
Si bien es cierto que puede haber muchas ocurrencias, también es cierto que de ahí pueden nacer buenas ideas para posteriores reuniones de planeación, estrategia y desarrollo. Anota todo en donde después puedas consultarlo fácilmente, recuerda que la inspiración puede llegar de esas ideas.
Mantén contacto con los líderes
¿Recuerdas a Dory, el pez azul con pérdida de memoria a corto plazo? Lo mismo puede pasarle a cualquiera con cada nueva idea. Trata de recordarle a los líderes qué han solicitado y no dejes de pasar mucho tiempo entre la propuesta y la entrega, así evitarás que el jefe, la misma persona que lo encargó, se sorprenda de que exista.
El Síndrome del Objeto Brillante es algo con lo que las personas de marketing tienen que lidiar todos los días y puede alejarlas de los objetivos de la marca, pero si tomas en cuenta los puntos anteriores y aprendes a poner límites, los resultados serán lo que realmente brillará. Recuerda que uno mismo tiene sus objetos brillantes pero sólo identificándolos y combatiéndolos tus esfuerzos para construir tu marca irán teniendo más resultados a largo plazo.
Y tú, ¿qué experiencias has tenido con objetos brillantes? Compártelas con nosotros.